El sol y yo: una relacion complicada
De niña, yo era prácticamente una planta feliz: me ponías al sol y florecía. Además, me sentía privilegiada por mi piel morena, que me permitía la desfachatez de no preocuparme por el sol, a diferencia de mi hermano, blanco como figurín de porcelana, con esa piel carente de melanina que